lunes, 28 de junio de 2010

Seguimos compartiendo con Beatriz Pichi Malen


 “Creo que he sido señalada para levantar nuestro canto.... Es que cada uno de los seres venimos a eso a la tierra: a cumplir una misión, tal vez que esa sea la mía…”

La cultura Mapuche aún mantiene un fuerte vínculo con la naturaleza, lo expresan sus leyendas y  sus cantos.  Efectivamente, es que la palabra Mapu che lo está significando: FAPUC: tierra, CHE: gente. De manera que autodefinirse “gente de la tierra” es sentirse parte de ella, a tal punto que nuestra gente toma la especificidad del lugar y se autodefine como tal. ¿Qué quiero decir con esto? Por ej. la gente que vive en la zona donde hay pewenes (también conocido como árbol de la araucaria) se define pewenche (gente de pewenal), si vive en zona sur: seran williche (willi: punto cardinal sur), si vive en zona norte: Pikun che (pikun punto cardinal norte) y así sucesivamente….


¿Qué reflexión te lleva la pérdida de ese vínculo que tiene la cultura occidental? En principio no me consta que la cultura occidental tenga totalmente perdido el vinculo, más bien creo que el espíritu de esta gente está muy intervenido. Entonces habrá que hacer un profundo cambio en sus vidas para volver a sentirse gente de la tierra, porque al fin nosotros los Mapuche o cualquier persona que pertenezca a pueblos originarios o no, todos pertenecemos a la especie humana. Lo que nos diferencia culturalmente son las zonas donde hemos nacido cada grupo humano, pero al fin todos somos gente de la tierra. Lo que ocurre es que si no lo sentimos y no podemos comunicarnos con la madre tierra, entonces habremos sí, perdido esa conexión. Pero yo creo que siempre se está a tiempo si hay verdaderos deseos de sentirse un poco más sano.

Beatriz Pichi Malen, nos comparte una hermosa leyenda  mapuche.  Hace un momento,  te hablaba de Xen Xen y Kay Kay.

Dicen los antiguos que en una ocasión, Kay kay la culebra que mora en el agua, y que representa el mal, despertó muy enojada y comenzó a agitar tanto su cola que lleno de agua la tierra (podría verse como un maremoto).
Al ver esto, Xen Xen la culebra que cuida los cerros y que representa el bien, comenzó a curvar su espalda (podría leerse como un terremoto) para que todas las demás especies pudiera subir a la cúspide de su cuerpo y a salvarse de la inundación. Cada vez las aguas subían más y cada vez los cerros subían más.
Los seres que se resbalaban en la subida fueron los que se convirtieron en animalitos acuáticos (sapos, peces, etc.) los que se quejaban, fueron convertidos en piedras y así cada uno fue dando vida a esta tierra del medio.
Por fin Xen Xen llegó tan alto que casi, casi toca el sol, pero por fortuna no sucedió, por eso es que los mapuchitos somos todos tan oscuritos, porque casi nos quemamos.
Por fin, quedaron en la cumbre del cerro una pareja de ancianos para seguir relatando la historia de nuestros mayores y una pareja de jóvenes para volver a procrear y poblar la tierra.

Beatriz Pichi Malen además difunde su cultura y sus leyendas en ámbitos educativos. Enmarcada en el proyecto Relatos del Viento, realizó talleres en 7 escuelas del norte cordobés, llevando sus vestimentas, instrumentos y toda su magia.

¿Cómo fue esa experiencia? Imposible de describir en cuatro letras. Porque los maestro rurales (que es donde hemos ido a trabajar) tienen el compromiso con la tierra, más allá de la profesión y los niños y jóvenes, me han hecho revivir mi infancia y juventud. Yo fui una niña rural y las escuelas se me antojaban como la que me cobijó y colaboró para que me construya como gente. En esa tarea estoy aún…
 ¿Cuándo surgió la idea de trasmitir y enseñar a los más pequeños? No surgió en mí ninguna idea, una vez, una Inspectora Gral. de escuelas, me oyó relatar y contar nuestras cosas en rueda de amigos y consideró que lo “debía” de hacer frente a los niños y como soy muy atrevida, acepté. Pero primero fui con muchas maestras a preguntar y preguntar cómo era estar frente a ellos (los niños) y luego salí. Y ya no pude para más…
Beatriz Pichi Malen tiene una gran misión heredada de sus ancestros. “Creo que he sido señalada para levantar nuestro canto, y para nada más. Es que cada uno de los seres venimos a eso a la tierra: a cumplir una misión, tal vez que esa sea la mía…” Nada más poco que eso, salir a buscar la identidad, conservarla,  registrarla a través de las letras, leyendas y difundirla a través del canto, la música y su presencia. Dejando siempre una semillita en el corazón de quien tiene la bella oportunidad de conocerla y escucharla.


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